Ciertamente

La música siempre. Siempre la música.

Como decía en mi última entrada todo está cambiando. Tanto que es inevitable sentirse movido por la dinámica de las circunstancias alrededor.

Y hoy empieza un nuevo cambio de veinticinco minutos al día. Un tomate al día, una pausa al día para pensar, que hace falta.

Pensar es ta necesario, sin otro interés, sin otro objetivo, simplemente pensar. Con la mente clara u ofuscada, con el ánimo alto o bajo, con la marea batiente o el mar en calma. Pensar.

Y aquí estamos.

La realidad de este país se debate en si mañana el presidente cambiará algo o no cambiará nada. Y al final nada cambiará, salvo el hecho claro de que la realidad política aquí, y quizás en todos lados, aburre. La serie de televisión, mala, en que se ha convertido la realidad que vierten los telediarios sobre las sobremesas de pueblos y ciudades es tan previsible que asusta entender que no hay nadie entre los dudosos guionistas que dirigen el hilo de la trama.

Y mira que yo soy más de amar la trama… Tal vez se me está convirtiendo en amar tal rama. El calcetín de la realidad que no necesita agujeros negros para volverse del reves y espaguetizar el espacio-tiempo. Aunque más que calcetín es media de poquitos deniers que nos deja ver claramente a través lo que pasa fuera. Aunque lo interesante sería poder estar fuera y ver, indolentes, lo que pasa dentro.

Ese superpoder de observar la realidad como si no fuera contigo. Esa rara habilidad de poder examinarte, junto con tus circunstancias, como si no fueras tú. Como si observaras a otro y pudieras dirigir, levemente, sus acciones, dirigir su mirada a los lugares importantes, encaminar sus pasos a los caminos bellos, aguzar sus oídos para recopilar las opiniones interesantes, las músicas conmovedoras, las voces oportunas en cada momento.

Ciertamente vamos a pensar. Ciertamente vamos a escribir que es pensar en voz baja, tan baja como permite el repiqueteo de las letras sobre el teclado.

Esta vez sí. Ciertamente. Vamos a pensar y vamos a intentar hacerlo bien, con aprovechamiento, con claridad, con dirección, con propósito. A ver si somos capaces de seguir nuestra propia voz que grita desde fuera de la media, del calcetín. Y a ver si no se nos da la vuelta de nuevo.

¿Fácil?

Si te gusta no lo estropees.
Y ten cuidado, porque hay muchas formas de estropearlo.

Si no te gusta intenta mejorarlo.
Y sé inteligente, porque hay muchas formas de mejorarlo.

Leaving again

Última noche en Dinamarca. Llevo casi una semana aquí. Cada vez me gusta más este país.

Cada paso por estas tierras me deja sensaciones muy fuertes, difíciles de explicar. Imágenes imborrables, como la noche de verano en Copenhage, con los versos de Vetusta en la memoria y el sol de media noche noruego aún en la retina. Como la oportunidad de sentir que tu trabajo tiene sentido en Horsens, la ciudad de los caballos. O el valor de estos últimos días en Aarhus, la desembocadura, el final de un viaje.

Saltar y alcanzar lo que quieres porque en realidad no estaba tan lejos. E inmediatamente ser consciente de que hay que seguir saltando. La vida es lo que tiene, que hay que vivirla. Una cumbre que se ha de coronar a ciegas.

Y estos últimos días además, desde antes de salir de España, acompañado y enganchado a la melodía de esta canción, como letanía que invoca a lo más hondo de mi alma. La melodía. Después de una nota cualquier otra. Después de un acorde cualquier otro.

Algo está pasando. Lo sé. No acierto a ver qué es. No es raro en mi, soy torpe desde niño. Pero está en mis ágiles manos ir descubriéndolo.

Casi premonitoria, inesperada, se va repitiendo una letra trivial que se carga de sentido sin tenerlo. Y es la maldita melodía la que viste a la letra de una manera tan brutal que es imposible reconocer en ella la densidad de la miel, lo pegajoso del azúcar… Y la voz de Kurt, claro. La voz. Su voz. Kurt.

Hace poco supe (pobre de mi) que Esbjörn Svensson ya no estaba entre nosotros. Me pareció increíble. Ignorante de mi. Y aquí me pareció encontrar algo de Esbjörn.

Kurt, por favor, no me sorprendas. Nunca.

Leaving Again/In The Wee Small Hours of the Morning chart

Música improvisada por Keith Jarrett
Letra de Kurt Elling, basada en la improvisación sin título de Keith Jarrett de su grabación en trio del año 1994, «At The Blue Note»

Sleeping
Waking
Crying
Leaving again
It’s morning
I have to go
Though every night pretends
begins in quiet hoping that it never ends
they’re always ending again
breaking another dream
a dream where we could breathe in the heavy curtained prairie air of summer night
watching lightning over wheat fields through a bedroom window
And the prairie gently rose up with a feeling and embraced us

And when morning found us I pulled you to me and promised to stay
But that was the night
and now day

In the wee small hours of the morning
while the whole wide world is fast asleep
You lie awake and think about the girl
and never ever think of counting sheep

And when your lonely heart has learned its lesson

you’d be hers if only she would call
For in the wee small hours of the morning
that’s the time you miss her most of all

Voy a escribir más. A partir de ya. De hoy. De Dinamarca. De Kurt. De mí.

Grandes reflexiones para el mundo 2.0

Reddit Logo

Ayer leí un artículo interesantísimo de Pedro Torrijos en la revista cultural en internet Jot Down.

Desde mi punto de vista, hay en él muchas reflexiones muy profundas que hacerse sobre la sociedad de la información y, en particular, sobre el comportamiento humano en la era 2.0.

Supongo que los guionistas de Black Mirror tomaron buenas notas de todo este lío de Reddit del que en España se ha sabido muy poco.

Os invito desde aquí a leerlo porque merece mucho la pena:

El troll de internet y la paradoja del anonimato
por Pedro Torrijos