Oleo y aurora

Un amigo infalible en las mañanas
que despierta papilas y deleites
y ese brillo dorado… ¡Ay!, aceite
que vienes a quitarme las legañas

de los ojos y el alma, telarañas
que han ocultado todo, sin motivo,
tras un mantón que ayer tumbó un olivo
y hoy haces que parezca una patraña.

Te invento nombres para hacerte coro
y me sueño bebiendo tus esencias
que me saben a historias de esta tierra.

Y no te cambio aunque fuera por oro
porque tu beso contiene más ciencia
que todos los sabios de esta vida perra.

Foto resumen

Quiero sentir que eres tan sólo tú
la que abriga cada noche del invierno,
la sutil proveedora de intensos
besos perfilados, de sexo azul.

Y sentir tu mirada cuando el blues
de la banda termina, tan perfecto
que resuena como un eco si muerdo
tu carne. Todo sin decir ni «mu».

Quiero sentir tantas cosas que al mirarte
al fondo del bar, a deshoras, tarde,
ya cualquier pájaro parece ciento.

Quiero sentir que no eres juez y parte…
Lo intento pero no, soy tan cobarde
que, sintiéndolo mucho, no lo siento.

Hay que ver…

Hace la friolera de trece años escribí esto. Cada día cobra más entidad, más verdad, más realidad, más cuerpo, más certeza…

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Dónde estás (1998)

Los niños bajan jugando del colegio
y hay un perro vagabundo en el jardín
muere un viejo señor y rueda su bombín
acera abajo en este invierno de fin del milenio.

El viento anima las ventanas en silencio
y el murmullo de la gente tiende a más
no te veo en la calle, quizás tú me verás
y entre las vidas y sus cosas me voy perdiendo.

Dónde estás
en los armarios
en el tiempo
en el desván
en una caja de cartón
detrás de un árbol
en mis puños
en mis intenciones
dónde estás
después de tanto que busqué
y temí
y entendí
y pensé
dónde estás.

La vida espera a tenderse ante mi paso
otro café por favor después de ti
me preguntan qué haré si todo sigue así
todo en su cauce, todo es mucho, todo es un pedazo.

Las tardes son para mimarlas muy despacio
y en su reposo esperarte con placer
se ha averiado mi avión de letra y de papel
y escribo a tientas garabatos por el espacio.

Dónde estás
en las paradas
en las hojas
y el revés
en el pasado fin de mes
en los tejados
en los bares
de todas las ciudades
dónde estás
después de tanto que llamé
y bebí
y me perdí
y grité
dónde estás.

Dónde estás
bajo las mesas
en las sombras
o en la luz
bostezando en el autobús
en un preludio
en una fuga
entre las aceitunas
dónde estás
después de tanto que empecé
y me rendí
y me vi sin ti
y pregunté
dónde estás.

Todo acaba, todo empieza

Cazorla desde mi habitación

He subido a la terraza a recoger la ropa. Está seca desde ayer pero aún ondea al viento, así que ya era hora de recogerla. Pero al echar la mirada desde la terraza he visto Cazorla al fondo.

He vuelto a bajar a la cocina, he «desgranado una granada» y me he subido de nuevo a deleitarme con ella al sol mirando el horizonte.

30 de noviembre. Todo empieza. Ayer todo acabó, hoy es diferente.

Quizás algún día visites Cazorla. Quizás siempre estés en Cazorla y nunca me haya dado cuenta. Quizás una vez viniste a Cazorla y te quedaste. Y yo no me di cuenta y no pude decir «espera…». Todo es tan sencillo y tan complejo a la vez, muchas veces…

La granada es mi fruta predilecta. La sierra mi paisaje favorito. La vida el viaje. El 30 de noviembre mi año nuevo.