Cuidado

Un simple abrazo. Quizás no tan simple.

– Cuídate.
– No me gusta esa expresión… Es mucho mejor que te cuide alguien a que tener que cuidarte tú solo.
– Sí, cierto. Pero, de momento, cuídate, hazme ese favor.
– Esto da para un debate.
– Y largo además…
– Bueno, dejémoslo ahí.
– Buenas noches. Que descanses.
– Buenas sí, tú también.

Cuidarse… Cuidarse… ¿Cuidarse hasta cuándo? Sí, es mejor que te cuiden, sin duda. ¿Quién estará dispuesto? ¿Quién se mirará a tu lado en el espejo para verse a sí mismo mientras lo que ve es tu reflejo?

Cuidarse, sí, con cuidado siempre, todo precauciones, todo en una espera, todo en un cuidado tumulto al cuidado de que alguien llegue y ponga realmente orden.

Y llegará, sin duda. Todo llega, todo pasa, todo queda. Pero lo nuestro es cuidar, cuidar de otros mientras cuidan de nosotros.

Sino no tiene gracia. ¿O sí? O no.

Foto resumen

Quiero sentir que eres tan sólo tú
la que abriga cada noche del invierno,
la sutil proveedora de intensos
besos perfilados, de sexo azul.

Y sentir tu mirada cuando el blues
de la banda termina, tan perfecto
que resuena como un eco si muerdo
tu carne. Todo sin decir ni «mu».

Quiero sentir tantas cosas que al mirarte
al fondo del bar, a deshoras, tarde,
ya cualquier pájaro parece ciento.

Quiero sentir que no eres juez y parte…
Lo intento pero no, soy tan cobarde
que, sintiéndolo mucho, no lo siento.