Una de las cosas que nos sorprende a los españoles cuando viajamos a los países nórdicos es observar cómo el barman de turno nos suministra los cubatas con la dosis exacta de licor por medio de su vasito medidor ad hoc tras la barra…
Pues bien, ayer me comentó un compañero que hace un tiempo trabajó en una de las tiendas de la franquicia heladera tan famosa… Sí, hombre, la que renombró el teatro Calderón en Madrid como Teätro… Sí, sí, esa empresa cuyo nombre parece nórdico… Esa, esa, Häagen Dazs
Me dejó helado al contarme que tienen órdenes de pesar cada bola de helado que colocan en cada una de las tarrinas que venden. Tienen un margen de 5 gr. (arriba o abajo) para venderla, sino te tienen que quitar (o poner, supongo). No sé si será una política de esa tienda en concreto, pero me temo que no…
Es decir que, de cada envase han de salir un número determinado de bolas, pero… ¿Y si al dependiente se le cae una bola al suelo? ¿Ya no cuadran los números? No, si se cae al suelo, tal cual, la bola siniestrada se guarda en la cámara para que el encargado pueda verla y contabilizarla al final del día como pérdida.
¿Para cuándo una bola extra?
Me parece una política un tanto rancia para una multinacional así. Quizás por eso es multinacional… Que lo haga el heladero uraño de pueblo… Pase… Pero esto… Cada día me caen peor las franquicias. Qué horror.