Un amigo infalible en las mañanas
que despierta papilas y deleites
y ese brillo dorado… ¡Ay!, aceite
que vienes a quitarme las legañas
de los ojos y el alma, telarañas
que han ocultado todo, sin motivo,
tras un mantón que ayer tumbó un olivo
y hoy haces que parezca una patraña.
Te invento nombres para hacerte coro
y me sueño bebiendo tus esencias
que me saben a historias de esta tierra.
Y no te cambio aunque fuera por oro
porque tu beso contiene más ciencia
que todos los sabios de esta vida perra.