Spiel des Jahres 2008

O lo que es lo mismo: Juego del Año 2008, en alemán, claro. Conocido también como SdJ.

Me hago eco de la noticia que ya ha sido publicada en todos los medios afines al mundo de los juegos de mesa, pero por si pudiera llegar a otras personas desde aquí.

Logo del Spiel des JahresCada temporada, en Alemania, la crítica otorga un premio a los mejores juegos de mesa del año en dos categorías: juego familiar y juego infantil. Es lo que en Alemania se conoce como Spiel des Jahres y cuyo logotipo se puede ver también en algunos juegos editados en España. Y ¿por qué? Pues porque es el galardón más prestigioso del mundo y el simple hecho de llevar el peón con laureles de dicho premio impreso en la caja garantiza un número de ventas; en el extranjero más que aquí, pero poco a poco se va conociendo.

Logo JdASiguiendo esta idea en España desde hace 3 años se otorga un premio similar que es el Juego del Año (conocido también como JdA). En español, esta vez. Yo no suelo creer mucho en los premios, pero en ambos casos casi siempre aciertan. Los juegos elegidos, tanto en Alemania como en España, suelen ser juegos sencillos, para todo el mundo, bonitos, entretenidos y muy buenos juegos.

Y bueno, todo esto lo cuento para decir que este año el ganador en ambas categorías, familiar e infantil, ha sido la misma persona: Reinier Knizia

Nuestro amigo Reinier (Rainiero que dirían algunos) es un doctor en matemáticas alemán que no hace otra cosa en la vida que diseñar juegos y juegos (decenas de ellos cada año). Tiene miles de acólitos por todo el mundo y el año pasado incluso visitó España (en las jornadas de juegos de Córdoba) para hacer las delicias de todos los aficionados nacionales.

El caso es que este año se ha llevado la gloria del SdJ por Keltis en la sección familiar y por Wer War’s? en la sección infantil. Esperemos que sigan la tónica habitual y que no defrauden a la afición.

Keltis Wer War's?

Vil metal… Latón… Brass

Hace tiempo que quiero hablar de el gran hallazgo de los últimos tiempos.

De vez en cuando, supongo que pasa en todas las aficiones, te llevas una sorpresa que no esperabas y que deseas contar una y otra vez. Es el caso, desde mi punto de vista y para nuestro hobby, del juego de mesa Brass del diseñador británico Martin Wallace. Hacía mucho tiempo que no caía en nuestras manos un juego tan bonito, inteligente, apasionante, tenso, delicadamente sesudo.

Y es que hacía tiempo ya que venía leyendo y releyendo en diferentes puntos de las virtudes de la cajita en cuestión… Y por fin, después de probarlo hace unas semanas y de conseguirlo hace unos días para poder jugar unas cuantas veces más… Puedo decirlo, es el juego del mes y casi diría, sin miedo a equivocarme, el juego del año entre nuestro grupo habitual.

Brass de Martin Wallace

Brass es un juego ambientado en la revolución industrial de entre el S. XVIII y el S. XIX. Su tablero de juego es un mapa que representa la región inglesa de Lancashire en cuyas ciudades se dio un auténtico y frenético boom de la minería y la industria del algodón – en 1830 el 83% del algodón del mundo se procesaba allí. En esos tiempos el latón se convirtió en un metal tan preciado que la gente hacía referencia al dinero directamente con esa palabra: Brass, latón.

Y por todas estas características se puede imaginar que los jugadores toman el rol de empresarios de la época que con su latón han de construir un pequeño imperio que produzca nuevos ingresos para evolucionar, producir más, crecer y expandirse: en la primera fase del juego sólo a través de canales y en la segunda ya con vías de ferrocarril.

Puedes ir construyendo fábricas en las diferentes ciudades: minas de carbón, siderurgias, algodoneras, puertos y astilleros… Además de las vías de comunicación (canales o vías) que harán que tu carbón, acero, algodón, pueda ser llevado a otras industrias o puertos para venderse.

Todo esto se hace a través de un sistema de turnos muy bien pensado en el que los jugadores van jugando cartas para realizar cada una de sus construcciones, ventas, compras, créditos, etc. Sí, sí, créditos; durante el juego el dinero está muy muy ajustado y te ves obligado a pedir créditos para poder afrontar algunas inversiones. Al final de la época de canales se realiza un balance general y un recuento de puntos que se repetirá al final de la partida tras la época de los ferrocarriles. Sólo te darán puntos aquellas empresas que hayan sido explotadas y cuya producción haya sido vendida, a otras industrias (tuyas o de otros jugadores) o al mercado exterior.

En definitiva, un juego de los grandes, que recuerda un poco al otro grande de Wallace: Age of Steam (número 11 de la clasificación mundial de Board Game Geek). Pero Brass tiene algo, no sé aún qué, que lo hace más elegante, creo yo.

Está editado por Warfrog Games, la propia editorial del autor y los materiales son excelentes y, como es habitual en Wallace, las fichas son de madera. Ahora mismo se puede encontrar en algunas tiendas de Madrid, Barcelona y otras ciudades. Así como en tiendas en internet como La PCra, Planet On Games, Dracotienda, Excálibur, etc. Su precio oscila entre los 30 y los 40 € dependiendo de la tienda. Pero merece mucho la pena, de veras.

El juego es absolutamente independiente del idioma, es decir, no hace falta saber inglés para jugarlo ya que todos los componentes están hechos pensando en esto. Sólo has de conseguir una traducción de las reglas al español (ésta es cortesía de Mario Águila) y ya está.

Ah, aunque el juego, en principio, es para tres o cuatro jugadores existe una variante para dos que funciona fantásticamente bien. ¡A disfrutar!

Retro-retos

Cuando era un niño, con 10 u 11 años, mi tío nos regaló a mi y a mis hermanos un cubo de Rubik a cada uno. Nunca supo bien lo que hizo con aquel pequeño regalo.

Cubo de Rubik

Mi hermano mayor volvía del instituto cada día con un nuevo paso hacia la resolución que yo no podía más que ir imitando y memorizando. Se devanaba los sesos con sus compañeros para ir indagando cambios de colores aquí, de posiciones allá. Un día dio con la solución y dejó boquiabierta a toda la familia. Yo seguí intentándolo sin éxito hasta que tantos giros de muñeca acabaron aburriéndome y dejé el cubo a un lado. Pero no lo olvidé. Siempre viajó conmigo en mis mudanzas y aquí había estado hasta hace un año aproximadamente.

Un día leí un artículo sobre un chico español que poseía el récord nacional y me picó la curiosidad… ¿Recordaría todo aquello memorizado de niño? ¿Sería capaz de una vez por todas de solucionarlo – veintitantos años después – por mi mismo?

En cosa de diez días conseguí recordar la mayoría de las secuencias aprendidas de mi hermano y me dediqué a investigar otras nuevas que, finalmente, me llevaron a la solución. Y tras unas cuantas pruebas – muchas, creo – llegué a hacerlo en cosa de tres minutos. Lejos del récord nacional pero todo un hito personal para mi.

Ayer encontré esta guía de solución en tan sólo 6 pasos… Descorazonadora.

Rubik en 6 pasos

¡A las barricadas!

Banner 1936 Guerra Civil

Ayer jugué mis primeras partidas en el pequeño campeonato madrileño de este juego maravilloso.

1936: Guerra Civil es un juego de cartas para dos personas diseñado por Arturo García. El propio Arturo se ha encargado de organizar una pequeña liga en la que los participantes van quedando para hacer sus partidas y comunicándole los resultados.

Si te gusta el tema de la Guerra Civil Española no deberías pensártelo un momento y pasarte por alguna de las tiendas de Generación X (normalmente en la de la calle Puebla, en el centro de Madrid) en las que Arturo, de vez en cuando, hace demostraciones de cómo se juega.

El juego es apasionante (a parte de la temática, como demostró ayer la emoción que ponía mi contrincante) además de entretenido y estratégicamente muy interesante.

Una de las gracias del juego es que para cada bando tienes más de cien cartas de las que puedes escoger las que quieras (un mínimo de 36) para jugar tus partidas. De manera que puedes elegir los personajes que más te gusten o interesen, las facciones que más te apetezcan, los ejércitos que te parezcan más potentes…

Total. Que ayer perdí pero pasé un buen rato y, sobre todo, aprendí mucho, que era mi objetivo primero al apuntarme al campeonato.

Tuvimos, por cierto, la suerte de que Arturo presenció la partida e hizo de arbitro. O algo así.

Dejo aquí un detalle de las cartas (fantásticamente documentadas por Arturo) para que os hagáis una idea del tema:

Carta 1 - MadridCarta 21 - Tercio María de MolinaCarta 64 - Limpieza de España
Carta 137 - Gral. ArangurenCarta 189 - FraternidadCarta 230 - Cruzada

Mamá, miedo

Second Skin es una película que da una visión cercana e íntima de los jugadores de juegos de ordenador. Más concretamente de algunos cuyas vidas se han visto transformadas por el auge del género de Juegos Multiusuario Masivos en Red (Massively Multiplayer Online games, MMOs, en inglés), básicamente por el World of Warcraft.

El vídeo promocional da un miedito… ¡Hay un tipo que dice que quiere suicidarse y todo!

Algo está pasando… No sé qué… Pero algo está pasando…