Sapere aude

Ayer, repasando todos los feeds atrasados de estos días que he estado fuera descubrí, gracias a Historia Clásica, uno nuevo al que apuntarme: Citas Latinas.

Y dentro de Citas Latinas me llamó la atención su artículo sobre la cita sapere aude, es decir… Bueno, mejor os vais allí y lo leéis. Aquí sólo os copio un texto de Horacio, traducido al español en el S. XVII por Tomás Tamayo de Vargas (todo esto lo he aprendido en dicho blog, no os creáis).

De la vista pretendes
las aristas sacar como dañosas,
y con fatal desidia
la cura se difiere
de lo que roe el ánimo, o le hiere.
La mitad tiene hecho aquel que empieza:
atrévete a saber: da el primer paso:
que el que de vivir bien alarga la hora,
al rústico parece, que tropieza
raudal de agua no escaso,
y aguarda si mejora,
sin la vaga corriente, su camino;
y es que ignorante y ciego no previno,
que es su curso perenne,
y que de serlo para siglos tiene.
El dinero se busca, y la fecunda
mujer: rompe el arado
las selvas; mas no debe lo que abunda,
si lo que basta, ser más deseado.
No la casa, la hacienda, los caudales
curan al dueño enfermo, de sus males,
ni al ánimo las penas; pero sano
el poseedor podrá gozarlo todo
si pensare usar de ello con buen modo.

Despreciad pues los gustos,
que los comprados con dolor y sustos
perjudican. No rompe
jamás el que es avaro su indigencia.
corregid los deseos inhumanos;
que la ajena opulencia
es siempre torcedor del envidioso:
ni hallaron los tiranos
de Sicilia tormento
mayor que el de la envidia. Quien juicioso
sus iras no modere,
sólo el dolor espere
de haber pasado intrépido, y violento
la debida templanza,
por el engaño infiel de su venganza.
Es la ira un furor rápido, y breve,
que el que en ella no manda
es de ella dominado.

De esta ciencia no escasa
llena tu tierno corazón; y siga
las máximas mejores
tu pecho, oh Joven, si en mi aviso fías;
porque por largos días
conserva los olores
el vaso que los tuvo recogidos:
que yo, vayas despacio, o más violento,
con mis pasos medidos
no he de ir más deprisa, ni más lento.

Precioso, ¿no? Seguiremos Citas Latinas con curiosidad… Sapere aude.

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