Un tipo de Getxo (Bizkaia) tiene una deuda con el BBVA.
Como está desaparecido y no consiguen contactar con él por ninguna vía su nombre se publica en el Boletín Oficial correspondiente y se le abre un procedimiento civil.
Dicho procedimiento resuelve que ha de pagar su deuda por medio de un embargo de su nómina.
El juzgado se pone en contacto con la Seguridad Social y estos les facilitan los datos de la empresa para la que trabaja a fin de hacerle llegar la resolución del procedimiento y la orden de retener X euros de la nómina de dicho individuo cada mes hasta que complete su deuda.
Hasta aquí una historia en un millón, todas iguales o parecidas, que supongo que habrá en el país.
Pero resulta que el nombre y apellidos del protagonista de la historia coinciden curiosa y exactamente con los míos. Algún funcionario de la Seguridad Social no comprobó el D.N.I. al pasar los datos laborales al juzgado y ete aquí que llega a la empresa en la que yo trabajaba hasta el mes pasado (ahora ya no) una orden de embargo de mi nómina (tarde para embargarme porque ya no trabajo allí, pero bueno).
A estas alturas de la historia y con la supuesta informatización de la burocracia… ¿Cómo puede ocurrir que se confunda un nombre con otro por no haber comprobado sus DD.NN.II.? Y menos mal que mi nombre no es muy común, quizás ahí esté el fallo… Pero si me hubiera llamado José Antonio García López – por poner un ejemplo de nombre común – tendrían miles de candidatos susceptibles de ser embargados como yo.
¡Menos mal que la orden judicial no era para entrar en prisión! Ya está todo arreglado en cualquier caso. Pero el susto que me llevé el otro día cuando me lo comunicaron…
Hay que ver qué cosas más raras me pasan últimamente.
P.S. : Aprovecho para desmitificar algo que cada vez oigo más y que cada vez me hace más gracia. Esa leyenda urbana que dice que el numerito de la parte de atrás del D.N.I. es el número de personas que tienen el nombre y apellidos iguales a los tuyos.
¡Hostia!
¿No será un caso de DNI duplicado?