La SGAE se parece cada día más a una religión. Los fines son nobles y persiguen grandes y honestas metas. Los métodos y el día a día son zafios y no respetan a quienes no están de acuerdo con su doctrina.
Los líderes se vuelven férreos y eternos. Nacen acólitos acérrimos y detractores furibundos, columnas de prensa a favor y en contra, corrientes de opinión, creyentes que no saben qué o a quién creer, monaguillos que rompen filas y altos mandatarios que revelan abusos por despecho…
Al fin y al cabo, unas te dicen qué has de hacer con tu vida sexual, familiar, interpersonal, etc., y la otra te dice qué has de hacer con tu vida de ocio, creativa, imaginativa, etc.
Y, muy importante, con grandes sumas de dinero e intereses socio-políticos detrás.
Pareciera ahora que Teddy Bautista ha abusado de un montón de «autores menores» y está en la picota por ello.
Una religión, vaya. Y yo queriendo apostatar.
P. S. : El otro día creo que incluso hubo fumata blanca al reelegir al prócer máximo, sumo pontífice de las rebosantes arcas de recaudación de derechos.
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