Qué asquerosa es la verdad, ¿verdad?
Qué difícil ser periodista en los tiempos que corren.
Qué extraño ser político en estos días.
Cuándo aprenderá la gente que el dolor es personal, intransferible y además no se puede vender. No hay demanda de dolores propios porque cada uno ya tiene los suyos.
Qué duro pasarse años y años vendiendo dolores… Por no tener otra cosa. Claro está.
Lo peor es que hay quien quien los compra.
Incluso hay quien los revende.